Foto: Gabriel Utiel

Ubicado en la Avenida Rey Don Jaime, el Bar Urbano y su forma de bus están muy ligadas a la ciudad.

Urbano Grau y Asunción Adell llegaron a Castellón desde Olocau del Rey a mediados del siglo XX. El patriarca de la familia, que posteriormente tendría cuatro hijos varones, fue quien dio nombre a uno de los bares más típicos de la ciudad, no tanto por su comida, que también, sino por su original forma. En este artículo intentaremos descubrir la  historia del típico bar con forma de bus ubicado en la Avenida Rey don Jaime.



Cuando el matrimonio ‘bajó’ a la capital procedente del pequeño pueblo próximo a Morella comenzó a trabajar en la taberna La Confianza que estaba situada justo enfrente de la ubicación actual del Bar Urbano y que pertenecía a un familiar. Urbano Grau fue quien adquirió el traspaso del local, pero al no cumplir las condiciones necesarias por la antigüedad del mismo, tuvo que emplear sus ahorros en comprar el bar que todos conocemos y que por aquel entonces no llamaba la atención por su estructura (imagen inferior).


En un primer momento, el local ‘heredó’ el nombre originario de La Confianza, pero como los clientes se referían siempre al mismo como “El Bar de Urbano”, finalmente se rebautizó con la denominación actual. El siguiente gran cambio, y quizá el más significativo, fue el del peculiar diseño del bar que se asemeja al de un bus londinense, con la fachada pintada de rojo y algunos detalles originales como la parte delantera adquirida en un desguace de un camión (imagen inferior).


El ‘culpable’ de este innovador proyecto fue el arquitecto Fernando Calduch, que actualmente trabaja en el Ayuntamiento de Castellón. La familia Grau Adell tenía claro que buscaba una reforma que asociara el bar a la ciudad, y fue dicho profesional, en uno de sus primeros proyectos, quien planteó la propuesta de que el bar se asemejara a un bus. Dicho y hecho. Al margen de la estética exterior, que salta a la vista con alguna chapa metálica y pintura característica de un autocar, en el interior también podemos ver algún detalle que emula al del tradicional vehículo (imagen inferior).



La reforma se llevó a cabo en 1990 y desde entonces la fachada del Bar Urbano forma parte del paisaje urbanístico de la capital de la Plana. Ya en su interior, con Urbano Grau jubilado, son sus hijos Ángel, Alfredo, Gerardo y Sergio quienes llevan el negocio, que ha llamado la atención incluso de espacios nacionales.


A la hora de la cocina, Gerardo Grau asegura que, cómo no, “uno de los productos más solicitados de la carta es el carajillo, que lo hacemos siempre quemado, de ron o coñac”, mientras que aclara que “más que un sitio de comidas, es de almuerzos o meriendas, con variedad de tortillas y también hacemos ximos caseros”. Más castellonense que el Bar Urbano, como vemos, el Fadrí y poco más.


Por: Rafael Fabián 
Fuente: www.elperiodicomediterraneo.com