Por: María López Escorial
Fuente: elpais.com

En mis viajes a países en desarrollo, una de las cosas que más me ha llamado la atención es el ingenio de sus habitantes ante la falta de recursos. En uno de mis viajes a Bolivia, de repente vi latas vacías y chapas en la mitad de la carretera y alguien esperando pacientemente a su lado como cuidando un tesoro. Ante mi sorpresa, al cabo de un rato llegó un coche que sin parar aplastó todo con el consiguiente agradecimiento del observador, que con cuidado las recogió y puso otras en su lugar. Al preguntarle que haría con ellas, me contestó, no sin sorpresa ante la pregunta, que las vendería en el puesto de reciclaje. Aplastadas podría trasportar más y ganar más.

La basura ha sido una de las principales fuentes de ingresos para muchos de los más desfavorecidos del planeta. Según el Banco Mundial, más de 15 millones de personas se ganan la vida recuperando material reciclable en la basura en todo el mundo. Cartoneros, pichacheros, pepenadores o buzos, según el país rebuscan todos los días en la basura en busca de cartón, papel, latas, plásticos, vidrios, telas y otros materiales para vender.

Esto ha supuesto el desarrollo de soluciones innovadoras como el programa Ecoelce lanzado por Endesa en Brasil para el pago de electricidad. El programa pesa los residuos que va entregando cada persona y los valora de acuerdo con el precio de cada material en el mercado. El valor se abona a la tarjeta del cliente y, en cada período de facturación, el sistema resta de la factura eléctrica el bono obtenido por el reciclaje.

Pero parece que van a empezar a tener competencia. Ahora puedes cambiar botellas vacías por  dinero canjeable en viajes en transporte público en cinco ciudades a nivel mundial.

Los esfuerzos de reciclaje y separación de residuos voluntarios, solo se recoge un 40% a nivel europeo siendo una de las zonas dónde más se recicla, se ven complementados con un programa de incentivos monetarios, que visto lo que ha pasado con el uso de las bolsas de plástico al empezar a cobrarlas, probablemente tendrá un efecto inmediato en el medio ambiente.

Además, el diseño de las máquinas de reciclaje impide que se introduzcan en ellas otros materiales que no son reciclables o no corresponden a la categoría de reciclaje, lo que evita mucho trabajo y contaminación de residuos.

Sidney (Australia)

Según el ayuntamiento de Sidney, las botellas han adelantado a las colillas de cigarrillos como el artículo más desechado y suponen casi la mitad de toda la basura del Estado, reciclándose únicamente un 42% de las mismas. Por eso han puesto en marcha el proyecto Envirobank, más de 500 maquinas de recogida que dan crédito para el transporte público. No sólo en las áreas de Sydney Circular Quay y Chinatown, con un intenso tráfico de peatones locales y turistas. En ciudades de más de 500 habitantes en todo el estado puedes intercambiar latas, botellas de plástico, cristal y cartón a cambio de 10 céntimos australianos.

Suravaya (Indonesia)

Un estudio publicado en la revista Science, estima que Indonesia, un archipiélago de miles de islas, es el segundo mayor contribuyente de plásticos contaminantes en los océanos después de China.

Para mejorar la recogida de este material, en abril 2018 la ciudad de Suravaya, la segunda más grande de Indonesia, lanzó un programa por el cual los pasajeros pueden pagar su billete de bus con botellas en las estaciones o directamente pagando con envases vacíos. Según los datos proporcionados por la cuidad, con 20 vasos de plástico o 5 botellas puedes comprar un billete de dos horas. Un bus puede recoger hasta 250 kilos de botellas de plástico al día, 7,5 toneladas en un mes.

La ciudad se ha puesto como objetivo convertirse en una cuidad libre de plástico en 2020.

Estambul (Turquía)

En septiembre 2018, el alcalde de Estambul anunció la puesta en marcha del programa Smart Mobile Waste Transfer Centers, maquinas de recogida de residuos con capacidad de escanear y asignar un valor de reciclado antes de triturar y clasificar el material. Valor que va de 0,02 liras turcas (0,003 euros) por una botella de 33 centilitros a 0,09 liras (0,014 euros) por una de medio litro. Para tener un ticket gratuito desde las afueras de la ciudad hasta el centro, haría falta reciclar aproximadamente unas 28 latas de refresco, por ejemplo.

Istanbul Metropolitan Municipality planeaba instalar un mínimo de 100 maquinas en 25 sitios distintos, sobre todo paradas de metro y colegios a final de 2018. Turquía es el tercer productor europeo de deshechos (solo por detrás de Alemania y Francia) y es el país con la tasa más baja de reciclaje de Europa.

Pekín (China)

La cuidad china de Beijín fue de las primeras en sumarse a esta iniciativa. En 2012 empezaron a funcionar en las estaciones de la red de metro de la capital china las primeras 10 maquinas. Los viajeros reciben entre 5 y 10 céntimos de yen, (entre uno y dos céntimos de euro), en sus tarjetas de transporte público costando el billete entre tres y 10 yenes. El crédito se puede destinar al transporte público o a adquirir minutos para los teléfonos móviles.

Medellín (Colombia)

El metro de Medellín también se ha sumado ha esta tendencia con la iniciativa Recarga Verde. Con máquinas de reciclaje instaladas en cinco estaciones, en casi un año de operaciones se han intercambiado casi 2,5 millones de envases por pasajes, lo que representa alrededor de 57.000 tiquets. Según el metro, un 61% de las usuarias de esta recarga son mujeres. Planea expandirlo a otras estaciones durante 2019.

Todas ellas son iniciativas públicas que además del reciclaje per se, persiguen concienciar a la población sobre la necesidad de una gestión más responsable de los desechos para que puedan ser reaprovechados. Así como promover el uso del transporte público.

Pero no todo son efectos positivos. Los efectos colaterales impactan a los millones de recicladores informales para los que esta actividad supone un ingreso clave para su subsistencia. Pekín no se caracteriza por su sensibilidad ambiental siendo famosa por sus altos niveles de contaminación atmosférica, sin embargo, su tasa de recuperación de botellas es de más del 90%, de las más altas del planeta. Ello se debe al enorme ejército de recolectores informales que recorre las calles de la ciudad en carros o bicicletas con cuya reventa complementan sus escasos ingresos. Se cree que en toda China se dedican a la recogida callejera de residuos de 500.000 a 20 millones de personas, según la fuente. De ellos obtienen las empresas del sector de reciclaje la mayor parte del plástico que se recicla.

Si el reciclaje está al alcance de todos, habrá que plantearles una fuente de ingresos alternativa o lo que es más importante, habiéndonos dado cuenta de su labor, remunerarles adecuadamente por el gran servicio que hacen al medio ambiente y por ende a todos nosotros, así como ofrecerles integrarles en la economía formal, condiciones de trabajo dignas, seguridad social y reconocimiento, liberándoles del estigma que ahora conllevan. La basura sigue aumentando y necesitamos su trabajo más que nunca.