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Colombia, Transcaribe presenta a sus ‘conductoras superpoderosas’ del SITM


Ellas tienen el mando. Maniobran con precisión y conducen con destreza y responsabilidad -como los mejores de su oficio- la vida de miles de cartageneros, todos los días, desde hace unos meses.

De vez en cuando, también, el tráfico "se paraliza" para rendirles honores espontáneos. son las mujeres conductoras de los buses del sistema integrado de Transcaribe.

Mujeres dulces, pero batalladoras. Con gran temple y valentía. Que no se amilanan. Se pintan los labios de carmesí, se miran al espejo para salir atractivas, pero igual afirman sus pulsos, para siempre llegar seguro y a buen puerto cada día de trabajo.

No les regalaron nada, ni tampoco lo necesitaban. El uniforme que lucen con orgullo, se lo ganaron por sus virtudes y destrezas en la conducción de vehículos del Sistema Integrado de Transporte Masivo, SITM, de Cartagena. Hoy, entre el gremio donde predominan los hombres, son las consentidas y admiradas, que como dice una de ellas, Orietta Marín Ovalle Castrillón, “me le mido a todo, sin miedo, porque conozco mis capacidades y preparación”.

Orietta es del Copey, Cesar, y llegó a Cartagena hace 18 años, con el alma destrozada y los pesares tratando de acabar con su vida. La violencia que imperaba por aquellos parajes la hizo salir de su tierra. Dejar a los suyos y venir a Cartagena a buscar nuevos rumbos.

A los veinte años tuvo su primer bebé y dejó el estudio. Sabía que tenía que trabajar para sacar a su niña adelante. Entonces empezó a trabajar en la empresa de transporte escolar de su marido. Manejaba vehículos transportando niños y niñas, desde sus escuelas hasta sus hogares. Una misión delicada y de mucho compromiso.

Sin embargo, desde cuando se conoció la noticia del inicio de la operación de Transcaribe hace un año este noviembre, ella empezó a soñar. Y fue una total revelación el día que vio a aquellos gigantes anaranjados rodando por la avenida Pedro de Heredia. Dijo: “Esto lo manejo yo. Uh, que si lo manejo”.

La vida no ha sido fácil para esta madre de dos niños. Tuvo que afrontar la separación de su esposo y entonces quedó al frente del hogar. Cuando se hizo la convocatoria para conductores, y se dio inicio en marzo pasado a la operación comercial, sintió más cerca el cumplimiento de su sueño. “Voy a meter una hoja de vida”. Y así fue. Orietta resultó escogida. Con la frente altiva dice. “A mí me hicieron los mismos exámenes y pruebas de conducción que le hacen a los hombres y las pasé”, cuenta.

Hoy ella y sus dos compañeras de conducción de Transcaribe son unas estrellas del volante. Relatan con orgullo que muchas veces los conductores de motos o taxistas cuando se percatan que al volante de un bus de Transcaribe va una de ellas, les hacen venias, les ceden el paso y hasta besos y piropos les lanzan desde sus vehículos.

Por su parte Yerlin del Carmen Rebolledo Morales, de 31 años, viuda y madre de tres niños, lleva en la sangre la conducción. Viene de una dinastía de mujeres del volante. Su padre también es conductor, dueño de buses de transporte intermunicipal de la población de Santa Rosa, norte de Bolívar.

Ellas casi que nacieron en un bus. Todo les es familiar. Su padre soñó con tener un hijo varón que le siguiera los pasos y se hiciera cargo del negocio. Pero a cambio de un varón conduciendo buses, la vida le dio dos mujeres de raca mandaca que ahora están al volante: una en un bus de Transcaribe y la otra manejando camiones con enormes mezcladoras de cemento de una firma cementera de Mamonal.

“Yo ahora manejo busetones, pero mi meta es estar al frente de un articulado”, dice Yerlin del Carmen.

Tanto ella como Orietta, cuando son descubiertas por otras mujeres pasajeras de sus buses, reciben halagos. “Qué bueno, carajo, que sea una mujer que conduzca este bus. Eso es para que vean que las mujeres sí podemos”, les dicen con frecuencia.

Por supuesto, Yerlin del Carmen es el orgullo de su papá. Y de los vecinos de donde vive. Cuando sale de su casa a trabajar con su uniforme impecable de Transcaribe, los amigos y conocidos la saludan efusivamente. Es como si saliera una estrella del volante, una celebridad. “Todos tienen que ver con uno. Nos desean buena suerte y nos felicitan por nuestro perrenque”, agrega.

Y así se pasan sus días, cada hora, cada segundo, venciendo retos, superándose, demostrando que son las reinas con pulso firme de los buses del sistema de Transcaribe, que movilizan a miles de cartageneros con responsabilidad y habilidad. Y que sienten el orgullo de estar trabajando en una empresa que le cambió la vida a muchos de los habitantes de esta ciudad y que partió en dos la historia del transporte urbano de Cartagena de Indias.

Fuente: Caracol Radio
caracol.com.co